Gran protagonista de la actividad de automovilismo deportivo en Chile durante la última década, el Autódromo de Codegua ha recorrido un tortuoso camino que hoy lo tiene prácticamente a puertas cerradas. Su situación, está lejos de entenderse a simples palabras.
Debo advertir dos cosas antes de comenzar este artículo. En primer lugar, este artículo presentará hechos de forma objetiva, no hay ánimo de acusar ni apuntar con el dedo a nadie. Sólo es un artículo informativo para comprender la situación global del autódromo.
En segundo lugar, conocer y entender todas las aristas de la historia del autódromo, es algo extremadamente complejo, que no pretendo hacer con este artículo. Hay partes de la historia que están en zonas grises y pocas personas tienen la información correcta. No hagamos suposiciones ni inventemos historias sin tener todo el panorama claro.
Durante 2014, se inauguró el que sería el heredero natural del casi extinto autódromo de Las Vizcachas, centro del automovilismo en la zona central de Chile y donde se realizarían varios de los eventos más importantes en la escena nacional. En aquel entonces, el Super TC2000 argentino, con todas sus figuras, atrajeron un nivel de público que sólo soñábamos. Fuimos testigos de que el chileno, sí es tuerca.
Luego de este gran evento de inauguración, Codegua dio la oportunidad para que muchas categorías de gran nivel comenzaran a desarrollarse. La fórmula Codasur, Campeonato Histórico de Velocidad, Campeonato Chileno de Velocidad, el TP Race, TC2000, Porsche GT3, Porsche GT4, , y una lista importante de categorías que hicieron de la época de prepandemia, quizás, una de las más importantes de la historia del automovilismo chileno.
El primer traspié se vino con el Super TC2000 argentino, y no fueron los problemas de seguridad, si no que, fueron problemas ambientales los que comenzaron a presentarse. El desarrollo del proyecto tuvo problemas realmente complejos con la emisión de ruido y la normativa vigente (hasta el día de hoy), problemas que se repitieron de forma cíclica y que hoy, mantienen el autódromo de Codegua con las puertas prácticamente cerradas. (No, no está clausurado).
Para entender este problema, debemos ir a explicar sobre otros temas. La norma de ruido en Chile está asociada al uso del suelo (Rural, Urbano, etc) y como muchas cosas, es bastante mejorable (por decirlo de forma elegante) https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=1040928 (Decreto 38 ESTABLECE NORMA DE EMISIÓN DE RUIDOS GENERADOS POR FUENTES QUE INDICA, ELABORADA A PARTIR DE LA REVISIÓN DEL DECRETO Nº 146, DE 1997, DEL MINISTERIO SECRETARÍA GENERAL DE LA PRESIDENCIA)
Esta norma establece ciertas zonas para poner límites de presión sonora y el Autódromo de Codegua, cayó desafortunadamente en una zona muy compleja.
Antes que el autódromo, ya vivían personas en los alrededores. Codegua es un pueblo, donde principalmente hay parcelas y actividad rural. Con la llegada del autódromo, eso no cambió y en los alrededores del autódromo, el suelo continuó siendo de uso RURAL, el que, según la norma, establece un límite de presión sonora de “Ruido de Fondo” + 10 db. Es decir, el ruido de fondo es “el silencio del campo”. Para echarle más pelos a la sopa, a las personas que ya vivían ahí y que no les pareció el autódromo (algo totalmente respetable), están en una zona Rural y el ruido de fondo es increíblemente bajo. Personalmente estuve involucrado en algunos estudios, y el ruido de fondo medido era de alrededor de 45 decibeles. Si el río llevara mucha agua o hubiese más actividad humana en el sector, árboles que sonaran con el viento, etc, el ruido de fondo sería mayor.
Yendo más al grano, la ley no mide el ruido dentro del autódromo, el ruido se mide en los lugares donde las personas no quieren ser molestadas, es decir, ponemos un sensor (micrófono) en la puerta de la casa de los vecinos. Con todo esto, el límite de ruido que puede emitir el autódromo es de unos 55 decibeles (una conversación es más ruidosa que eso). Lamentablemente la distancia y los terraplenes levantados por el autódromo no ayudaron al problema.
El sonido, es algo altamente complejo, varía su velocidad según la humedad, viento y materiales en los que rebota. A veces no viaja en línea recta, a veces rebota en el suelo (sí, igual que una pelota de tenis) y estudiar su comportamiento es algo extremadamente complejo y costoso de modelar. No es cosa de decir “pongamos una pantalla” y se resuelve el problema, puede incluso hasta empeorarlo, no se debe actuar con lógica, se debe estudiar el problema, lo que requiere recursos que el automovilismo no genera.
Por largo tiempo el autódromo implementó una cámara de sonido, donde medían la presión sonora para asegurar que los autos no elevaran la medición en aquél punto donde se encuentran los vecinos. El problema de esta cámara de sonido, es que ofrece una complejidad igual de alta que solucionar el problema al otro lado del río con los vecinos. Los autos de carrera tienen “notas”, algunos tienen mayor presión sonora en diferentes rangos del espectro auditivo, algunos no pasaban la prueba y parecían estar en silencio al verlos pasar… no es así, simplemente eran menos audibles para nosotros los humanos, no para los instrumentos. OH! Si, el sonido es un tema complicado…. Muy!
Esto frustraba a los pilotos y muchos hicieron trampa. Sí, a voces secretas, los pilotos saboteaban los intentos del autódromo por no encender las alarmas de los sensores. Algunos modificaban los tacómetros, para pasar la prueba a menos revoluciones. Escapes que se cambiaban en secreto, viruta de metal y cuanta cosa posible que dejara pasar la prueba para poder correr.
Es entendible, las ansias para competir son altas, pero una actitud poco colaborativa.
Por otro lado, lo escrito en la ley, es ley, no es interpretativo. Con esos antecedentes, la Superintendencia del Medio Ambiente, debe actuar ante el reclamo de los vecinos, dentro del marco legal. No es como muchos piensan, que la SMA actuaba de facto supervisando el autódromo constantemente, ellos actúan con los reclamos de los vecinos y el registro del sensor. Si nadie reclamara, aunque estén fuera de norma, nada pasaría. Pero, no culpemos a los vecinos, ellos están en su derecho en sus tierras. Tampoco culpemos a la administración del autódromo, fueron valientes al hacer tamaña inversión, primera vez vista en la historia del automovilismo chileno.
Falta voluntad política? Sí, hubo intentos de ayuda, pero para cambiar esa ley, se debe poner de acuerdo al congreso completo para modificarla. Algo que es prácticamente imposible.
En 2021, comenzó la elaboración de una nueva ley, en este momento en fase de proyecto. Su expediente se puede ver en el siguiente enlace https://planesynormas.mma.gob.cl/normas/expediente/index.php?tipo=busqueda&id_expediente=938793
En el expediente pueden verse antecedentes de Europa y otros lugares, entendiendo que el ruido es un problema que no aqueja solamente a Chile, es algo global. Todos los autódromos lo están sufriendo y hay normas de ruido vigente (Nürburgring, Laguna Seca, Spa Franchorchamps, y una larguísima lista de recintos que, uno no esperaría que tengan límite de sonido).
Este, es quizás, el momento de involucrarse como comunidad y evitar que una nueva normativa ponga la lápida sobre las carreras.
La gran pregunta es ¿Puede salvarse el autódromo de Codegua? La respuesta es, sí, PERO requiere estudios de alto costo junto a soluciones también de muy alto costo. Hoy el tema está en manos de la administración del recinto y sólo ellos pueden ver en el horizonte si tiene sentido continuar, teniendo en cuenta las multas que ya se extendieron por estos casos y que son un ítem enorme de asumir.
El Autódromo de Codegua se encuentra en “una serie de eventos desafortunados” que han provocado la situación actual, donde los dueños decidieron cerrar las actividades a competencias, para evitar una clausura definitiva.