Mítico, no se puede definir con otra palabra al Hockenheimring en Alemania. Ernst Christ ideó un circuito para competiciones en 1930; obtuvo el apoyo de la gobernación de Hockenheim para iniciar el proyecto y celebrar la primera carrera el 25 de mayo de 1932. Su diseño inicial fue similar a un triángulo, privilegiando absolutamente el desarrollo de altas velocidades.
Su nombre proviene del pueblo de Hockenheim, a unos pocos minutos del circuito.
Para 1938 se le dio un diseño más fundamental, la extensión se estableció en algo cercano a los 8 kilómetros y con un diseño más ovalado, similar al histórico que domina nuestras memorias hasta el año 2001. El diseño eran dos rectas unidas por un curvó y una horquilla, el que dominó hasta la llegada de la Segunda Guerra Mundial.
Al terminar la Guerra, el autódromo quedó con serios daños debido al paso de tanques pero el levantamiento no se hizo esperar, para 1947 el autódromo estaba completamente operativo celebrando nuevamente carreras de motocicletas.
Los cambios llegaron en 1965, la aplicación de una Autobahn obligó a cortar el circuito, dotándolo de la famosa zona llamada “motódromo”, célebre por ser una zona lenta del circuito y concentrar la mayor cantidad de graderías; su diseño permitió que se realizaran conciertos musicales masivos.
Luego de la muerte de Jim Clark en 1968 se agregaron chicanes en medio de cada recta, cortando el circuito en secciones un poco mayores a 1 kilómetro. Durante las prácticas del GP de Alemania de 1980 falleció Patrick Depailler lo que provocó el rediseño de una de las chicanes y una nueva en la zona del curvón. Este diseño final se mantuvo hasta el año 2001, cuando los insistentes reclamos de la FIA por las pocas vueltas que se daban al circuito durante un Gran Premio (y la consecuente menor exposición a las cámaras y al público) obligó a cortar el circuito de más de 6 km a poco más de 4 km.
El mítico trazado que cruzaba una frondosa zona de bosques y que exigía una puesta a punto muy desafiante, había muerto. Las largas rectas exigían una condición muy distinta a la zona lenta del motódromo y de las chicanes, las que permitían muchos adelantamientos. La zona del trazado que se cortó fue sepultada con una reforestación, eliminando cualquier posibilidad de utilizar la pista antigua.
La era de los motores turbo y la prohibición de repostaje dejó particulares recuerdos, como Alain Prost que se quedó sin combustible a pocos metros de la meta: empujó su auto hasta la línea para rescatar el punto que otorgaba el sexto lugar; aquel punto le valió quedarse con el campeonato de 1986.
Hoy pilotos, ingenieros y jefes de equipo aún se dividen las opiniones a favor y en contra del viejo Hockenheimring, la nostalgia de ser uno de los circuitos más rápidos y exigentes del mundo desapareció por completo. La historia del trazado se conserva en un museo con la extensa historia ligada al motociclismo y a la Fórmula 1. Porsche recientemente abrió un centro de entrenamiento dentro de las instalaciones con un circuito interno para testear sus modelos y organizar eventos con sus clientes.