Lo que fue de las «woodies»

by Pablo Olivera

Ver partes y piezas de madera en un automóvil causa una cuota de curiosidad; pero ver una carrocería completa de madera es algo que cuesta creerlo. Son las llamadas carrocerías Woodie, (de wood, «madera» en inglés, y woodie, «hecho de madera»), las cuales han existido desde principios de la década del 1900, es la manera de responder de la industria automotriz a una historia de cambios tecnológicos y sociales asociados a la construcción de vehículos.
En un principio eran con fines utilitarios, el Ford T y otros vehículos de aquella época fueron convertidos en pequeños camiones o vehículos de transporte de personas como furgones o buses, aprovechando que el chasis es un elemento completamente aparte de lo que es la carrocería, la cual, se podía intervenir sin problemas.


En aquella época, pre Primera Guerra Mundial, el automóvil era aún un artículo minoritario, y el método de transporte más popular era el ferrocarril, surgiendo así, en el caso de los hoteles el problema de que sus clientes necesitaban transportar maletas y bultos, desde la estación de ferrocarril hasta el hotel. Por lo tanto los hoteles, coherentemente, adquirieron flotas de estos vehículos para transportar las maletas de sus clientes, desde la estación del tren hasta el hotel, surgiendo así el nombre de “Station Wagon» para este diseño de carrocerías.
Luego, en los años 20’, algunos carroceros empezaron a adaptar chasis de sedanes, vehículos regulares pasaron un proceso de transformación para ser ampliados con madera en su carrocería, este material hacía posible una construcción artesanal, dado que el estampar paneles metálicos requiere de una gran inversión inicial. Como aún se mantenía el concepto de chasis independiente de la carrocería, era muy viable elaborar cambios en ella sin afectar la estructura básica del vehículo, Los paneles eran tratados en base a delicadas maderas, conformando casi el 50% de la carrocería en dicho material. Ejercicio que se seguía desarrollando enfocado principalmente a transportar los grandes bultos en vehículos.
Su apogeo progresó en los años 30’, donde los Woodies eran a menudo los vehículos más caros que ofrecía un fabricante y muchos anotaron cifras de ventas impresionantes. En Europa, la madera fue utilizada por carroceros para la confección de vehículos exclusivos, para el cliente aristócrata, elaborando carrocerías especiales según las especificaciones que solicitaban, uno de los principales carroceros fue el francés Jean Henri Labourdette, quien en base a madera de caoba, comenzaba a hacer los más fantásticos vehículos de carrocería tipo “ torpedo “o “ Skiff Body design”, Carrocería que toma la técnica de la manufactura de las estructuras de los botes y los introduce como carrocería a los vehículos, denotándole un carácter muy artesanal y de gran opulencia por las finas terminaciones y detalles que atesoraban. Es así como se desarrollaron Woodies de lujo para marcas como Delage, Bentley, Rolls Royce, Hispano Suiza, entre otros.


Lejos de la connotación utilitaria y comercial con la que comenzó el Woodie, cada vez se fue acercando más a un enfoque de la exclusividad, siendo en Estados Unidos muchas veces el vehículo tope de gama en marcas como Ford, Buick, Dodge, etc. Un vehículo muy caro y cargado de extras, otorgándose un predominante símbolo de status social.
Un factor de gran relevancia para los Woodies lo marca la Segunda Guerra Mundial, ya que el ahorro de acero era sustancial, el cual era principalmente destinado a los buques, aviones o vehículos militares, lo que hizo que el concepto de la utilización de madera en lugar del acero, fuese capital en los vehículos particulares. Después de la guerra, una gran cantidad de vehículos fabricados en serie con carrocería Woodie se convirtieron en atractivos para las familias de clase media, que necesitan de un medio para transportarse, derivando a la popularización de estos cuerpos de madera en los Estados Unidos.
Hasta esta época, el Woodie tuvo los paneles de madera dictados por necesidades técnicas, estando presente en vehículos utilitarios, sedanes y convertibles, como es el caso del utilitario Ford Super Deluxe de 1946 o el descapotable Chrysler Town & Country del mismo año, fabricados poco a poco típicamente como conversiones de vehículos regulares.
En los años 50’ los vehículos para el transporte de bultos ya eran vehículos de gran serie, y no conversiones artesanales, por lo que estaban construidos exclusivamente de acero. El Woodie ya no tenía ninguna razón de ser, solo valorado por los propietarios adinerados que tenían los medios para mantener año a año su carrocería de madera, la cual, sigue siendo madera auténtica. Luego continuó siendo un mero aplique sobre una carrocería metálica entregándole sólo una función estética, encareciendo la fabricación y complicando el mantenimiento del vehículo, por lo que la madera como parte de la carrocería estuvo presente hasta 1953, desapareciendo por problemas de seguridad.
A finales de los años cincuenta y sesenta, los concesionarios de automóviles tenían grandes cantidades de estos vehículos en bajo precio, con un mantenimiento deficiente de la madera, la cual debía ser barnizada cada año para que mantuviera la humedad. El mercado de los “Surfers” se apodera de los Woodie, encontrando estas gangas perfectas para transportar sus tablas en busca de la ola perfecta. Una subcultura que hizo que el Woodie se convirtiera en un ícono y leyenda de dicha actividad en los Estados Unidos, y que en conjunto con el Reino Unido, fueron históricamente los dos mayores mercados para los Woodies.


Pasando desde los más básicos, hasta versiones de extremo lujo, los vehículos con cuerpo de madera poseen un estilo y carácter inconfundible, conceptos que en los vehículos de hoy son inimaginable con la construcción por medio del acero y robot. Marcaron presencia en consecuencia a la contingencia que se vivía antes los materiales de construcción y frente a las situaciones técnicas y prácticas que se abordaban, razones de peso que hicieron que los Woodies fueran el medio de transporte más eficaz.

Le otorgó a los caminos, piezas de un alto poder estético, los que actualmente se exhiben como piezas de colección legendarias que hablan por sí solas, de una época dentro del mundo de la automoción que para muchos, se basaba en el paradigma de que estos vehículos, sólo eran piezas que incluían la madera como un mero elemento estético.

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