El automóvil debe muchas de sus tecnologías a la industria de la aviación. Muchos modelos a lo largo de la historia se han inspirado en aeronaves, pero ninguno como el Spyker C8 Aileron.
Spyker, marca holandesa, que estuvo vigente desde finales del siglo 19 fabricando carruajes y hasta 1926 fabricando automóviles, fue reflotada en 1999 por un joven ingeniero apasionado por los automóviles deportivos.
Hoy la marca es una pequeña fábrica de automóviles artesanales y de alta ingeniería. El C8 Aileron es la nueva generación del exclusivo deportivo. Está equipado con un motor V8 de origen Audi, que eroga 400 caballos de potencia y 480 Nm de torque a 3.500 rpm. La vida de este motor se transmite a las ruedas gracias a una caja ZF alemana de 6 relaciones con gestión electrónica que permite el cambio manual o automático.
Quizás lo más rompedor de este modelo, es que no incluye las tan comunes ayudas electrónicas, como diferencial de deslizamiento limitado, control de estabilidad o control de tracción; la esencia de la compañía es que el conducir debe ser lo más puro posible.
Siguiendo con su chasis, es una estructura realizada completamente en aluminio, con un gran estudio sobre la torsión aplicada, lo que le ha permitido usar la mínima cantidad de material para pesar solamente 230 kg. La marca habla del chasis más eficiente que han construido, estudiando todo tipo de vibraciones no deseadas en la estructura.
La suspensión ha sido diseñada por Lotus, hecha casi completamente en aluminio forjado. Blistein ha aportado la amortiguación y Eibach los espirales, mientras que KW pone un kit de levante que permite sobrepasar obstáculos como reductores de velocidad, agregándole 40 mm a la altura del vehículo. Los frenos son obra de AP Racing, con pastillas fabricadas por Ferodo.
Sobre su diseño exterior, dominan las tomas de aire inspiradas en turbinas aeronáuticas, tradicionales desde el nacimiento en la nueva era de la marca. Han prescindido de las branquias en todo del vehículo, para lograr una línea más limpia. En el frontal domina una boca destinada a la refrigeración de todo el sistema motor, mientras que los frenos se mantienen con las tradicionales tomas de aire tipo turbina, el rasgo más característico del modelo.
Las prestaciones no son menores, llega a los 300 km/h y acelera a los 100 km/h en 4,5 segundos. La aerodinámica ha sido reforzada con un gran estudio del suelo del auto, que finaliza con un difusor trasero que incluye un alerón en la parte baja para aportar más estabilidad. Su distribución de peso es de 45% adelante y 55% atrás.
El interior es dominado por un vistoso tablero en aluminio pulido, todo inspirado en aviones de los años 30, incluyendo las botoneras y el instrumental, transformando el interior en una verdadera cabina de piloto: una exquisita obra de primer nivel, la que por supuesto es personalizable con distintas opciones. Quizás lo más rompedor es la disposición de la palanca de cambios, con el sistema de articulación completamente a la vista, pero muy finamente construido.
Las llantas también son de aleación de aluminio y la mayoría de los diseños disponibles, son inspirados también en turbinas de avión.
Su precio es variable según el país, pero el promedio bordea los US$250.000-. Sólo queda agregar que el C8 Aileron es un concepto único, con un alma especial y un sentido del estilo prácticamente único en la industria del automóvil, sin lugar a dudas una máquina destinada para quien disfruta de la sofisticación en los detalles más que en las cifras.