Tazio Nuvolari, piloto inmortal

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Tazio Nuvolario es quizás el nombre que esconde una de las historias más espectaculares en la historia del automovilismo a nivel mundial. Hazañas que hoy parecen de una película sensacionalista o de un relato exagerado, pero que Tazio las hizo y escribió importantes capítulos en el deporte motor, demostrando que fue el piloto más rápido y apasionado de su época escribiendo anécdotas que nunca más alguien se atrevió a imitar.

Por más de 30 años fue protagonista de las competiciones en dos y cuatro ruedas, destacando por sobre todo, su éxito en las máquinas de 4 ruedas, donde su nombre se escribió para nunca más ser borrado de la historia. Nació el 18 de Noviembre de 1892 en Casteldrio, cerca de Mantua en Italia. La admiración de Tazio hacia su tío Giuseppe fue uno de los comienzos en su adolescencia para acercarse al mundo motor. Su tío era distribuidor de Motos Bianchi, afamadas máquinas rápidas de la época. Él lo habría empujado a conducir una motocicleta por primera vez en 1904.

De ahí en adelante su pasión por el mundo motor aumentó cada vez más, y en 1915, con 23 años obtuvo la licencia de competición en el mundo del motociclismo. Su desenfrenada carrera hacia las glorias en las competiciones se vio frenada con la llegada de la Primera Guerra Mundial viéndose en la obligación de servir al ejército italiano. Sus tareas fueron principalmente conducir vehículos para diferentes departamentos del ejército.

Ya pasando el período de la Guerra, tuvo lugar su primera carrera oficial en motociclismo el día 20 de Junio de 1920 en Cremona. Casi un año después, en marzo de 1921 a bordo de un Ansaldo Tipo 4. En 1922 cambió su domicilio desde Castel d’ Ario hacia Mantua, continuó compitiendo a bordo del Ansaldo y aún más sobre motocicletas. Ya para 1923 Tazio había convertido su pasión en un negocio, sus resultados sobre las motocicletas eran cada vez más exitosos, pero aún no en el automovilismo. Sus primeros éxitos en las 4 ruedas llegarían cuando se integró a competir con un Chiribiri de 1,5 litros. Anteriormente había competido con un Diatto, pero sin grandes resultados.

El Chiribiri Tipo Monza era un automóvil de baja cilindrada y también bajo peso, que le permitía agilidad frente a los más grandes como los Alfa Romeo. Su primera victoria llegaría en 1924 a bordo de un Bianchi de dos litros. Nuvolari ese año tendría un encuentro y batalla muy singular a bordo del Chiribiri Tipo Monza en el segundo “Circuito del Sabio” cerca de Rávena. El episodio sería nada más y nada menos que con Enzo Ferrari, quien pilotaba un Alfa Romeo con un motor de 3 litros. Enzo en una de sus tantas declaraciones, dijo que no había tomado en cuenta a Tazio y su pequeño Chiribiri, pero durante la carrera se percató de que era el único que podía amargarleel éxito. Enzo cruzó la meta seguido de cerca por Tazio, escena que se repitió en la siguiente carrera en el “Circuito del Polesine”.

Sus éxitos en el motociclismo se consagraron rápidamente durante años dedicados exclusivamente al deporte en dos ruedas, el que en muchas oportunidades desplazó casi por completo al automovilismo de su vida. En 1925 probó una Alfa Romeo P2 (el bólido más rápido en ese entonces) en el circuito de Monza, llegando muy cerca de los tiempos del récord establecido por el fallecido piloto Antonio Ascari y girando más rápido que los pilotos oficiales, pero una aparatosa salida de pista que destrozó el auto postergó sus opciones de pertenecer al equipo Alfa Romeo.

En 1926 competiría al volante de un Bianchi 350, apodado “Freccia Celeste” (Flecha Celeste) y ganó la gran parte de las competiciones en las que participó. También ese mismo año sufrió 3 graves accidentes, en uno de ellos incluso se rumoreó su muerte, pero jamás sucedió.

En 1927 debutó en la primera edición de las Mille Miglia a bordo de un Bianchi Tipo 20 (finalizó décimo), año en el que también fue apodado “Il Campionissimo” en el mundo del motociclismo, pero él amaba mucho más competir en el automovilismo. Sus mejores triunfos vendrían a bordo de su Bugatti Type 35.

Uno de los grandes rivales en la carrera de Tazio en el automovilismo fue el piloto italiano Achille Varzi, con quien formó su propia escudería, llamada “Scuderia Nuvolari” la que compuso comprando 4 Bugatti Grand Prix. Junto con este gran paso, Tazio obtendría por primera vez un triunfo internacional en el Gran Premio de Tripoli en 1928.

La sociedad con Varzi no sería duradera, por lo que en 1929 se acabó el vínculo con Nuvolari, año en el que tuvo que balancear su carrera en el motociclismo, el automovilismo, su matrimonio y su actividad como representante de Lancia, Bianchi, Scat y Alfa Romeo.

Para 1930 sería contratado por Alfa Romeo como piloto oficial, debutando en la cuarta edición de las Mille Miglia, rompiendo un récord de tiempo y velocidad en la prueba, fue el primer piloto en terminarla con un promedio mayor a los 100 km/h. De aquella memorable oportunidad se recuerda un duelo por una larga distancia con Achille Varzi. Una de las leyendas desprendidas de esa competencia, fue que Nuvolari controló la distancia y los sobrepasos con Varzi apagando las luces de su bólido por varios kilómetros en el recorrido, lo que se desmiente en ciertas oportunidades, ya que se dijo que Nuvolari sobrepasó a Varzi con luz de día.

Ese mismo año sería el protagonista del primer triunfo de la recién creada “Scuderia Ferrari”. Se retiró de las competencias en el motociclismo con una última hazaña, ganando el “Lario Trophy” a bordo de una moto Bianchi de 350 cc contra sus competidores en motos de 500 cc.

Siguió consiguiendo triunfos a nivel internacional, en competencias de ruta y de circuito, además de los llamados “Hill Climb” o subidas de montaña (competencias por rutas sinuosas sobre las montañas europeas), diferentes Grand Prix quedaron bajo su manga, incluyendo el de Mónaco, además del campeonato italiano y el campeonato mundial de pilotos en 1932. En 1933 su relación con Ferrari se vería quebrada por diferentes desacuerdos y discusiones, por lo que Tazio decidió salir de la Scuderia y volver a competir bajo su propio mando. En el circuito de Alessandria sufrió el más grave accidente de toda su carrera, pero eso no lo detuvo. En algo más de un mes estaba de vuelta en los circuitos pilotando, aún apoyado de muletas y con una pierna enyesada largó en Avus, Alemania, llegando en quinto lugar a la meta.

Pronto llegaría una breve relación con Auto Union. Probó en 3 oportunidades un 16C, pero el equipo de pilotos se opuso al fichaje de Nuvolari, por lo que la alemana se decidió por su gran rival y amigo, Achille Varzi. Después del impasse con Auto Union reanudó sus relaciones con Enzo Ferrari, recuperando la buena relación al comienzo de su exitosa “sociedad”, por lo que Tazio volvería a las pistas triunfando en la Scudería Ferrari en 1935. Ese mismo año logró lo que se cree que fue una de sus más espectaculares hazañas, derrotando en Nurburgring a los robustos Mercedes Benz y Auto Union, con motores que superaban los 4 litros de cilindrada y rondaban los 400 caballos de potencia, a bordo de una modesta Alfa Romeo P3, de 3 litros de cilindrada y algo más de 250 caballos. En su propia casa les decía a los alemanes quién era el dueño de la velocidad.

En el Gran Premio de Tripoli cosechó otra de sus locas hazañas. Tuvo un serio accidente en las prácticas que lo llevó al hospital con una lesión en la columna y múltiples contusiones. Tazio abordó un taxi a la mañana siguiente y se presentó en la línea de largada para terminar noveno.

Entretanto seguía batiendo a su rival Achille Varzi en su Auto Union de 16 cilindros. En 1938 sufrió un accidente en el que su Alfa Romeo lo envolvió en llamas, causándole quemaduras en su rostro y manos. El acontecimiento provocó que Tazio decidiera retirarse del automovilismo, desición que le duró muy poco. Viajó a Estados Unidos a probar suerte en Indianápolis, sin ningún resultado sobresaliente.

Bernard Rosemeyer, el gran héroe alemán de las pistas de carreras, había fallecido poco antes del regreso de Tazio a Europa, por lo que Auto Union decidió contratar a Nuvolari para llenar el espacio dejado por Rosemeyer. Tazio ganó a bordo del Auto Union hasta la llegada de la Segunda Guerra Mundial.

Tazio seria quien ganó el último Grand Prix de Auto Union en su historia antes de que la Guerra borrara el rastro de la marca alemana.

La actividad automovilística no regresó sin Tazio después de la Guerra, quien siguió escribiendo los mitos más rápidos de la historia del automovilismo. Otro sensacional capítulo lo protagonizó en Turín en la Copa Brezzi a bordo de un Cisitalia. Después de comenzar a liderar la carrera pasó frente a pits con el volante fuera de su lugar, sosteniéndolo con una de sus manos. Nuvolari había roto el volante y continuaba corriendo maniobrando directamente la columna de dirección. Dio una vuelta más realizando esta locura, pero se vio obligado a parar para poner el volante en su lugar. Después de que el equipo reparara el auto, volvió y finalizó en el lugar 13.

Con 55 años continuó su carrera deportiva y en 1947 correría nuevamente las Mille Miglia, esta vez a bordo de un Cisitalia 202. La carrera era de unos 1800 kilómetros, Tazio luchó contra muchos contratiempos. El excesivo desgaste físico lo tenía a mal traer durante la carrera, pero superó los mareos y vómitos durante todo el trayecto. A esto se sumó una tormenta y un desperfecto eléctrico. En la última parte de la carrera Nuvolari se vio obligado a parar porque la cabina del Cisitalia estaba inundada por completo. Retomó la ruta y llegó en primera posición.

La actividad deportiva de Tazio disminuyó considerablemente, pero nuevamente se presentó a las Mille Miglia en 1948. Lo haría con un Cisitalia especialmente preparado para el, pero sufrió un desperfecto que no pudo se reparado a tiempo. En ese momento, llegó un viejo conocido a ofrecerle una salida, Enzo Ferrari le facilitó una Ferrari 166S, a pesar de que Tazio no tomaba un volante de competición desde hacía 6 meses. Tazio compitió como si lo hiciera en sus primeros años, pero la integridad del 166S no lo acompañó. El auto comenzó a desarmarse en la ruta, perdió piezas de la carrocería, y sólo la rotura de un espiral de la suspensión lo detuvo. Ésta es considerada la última carrera oficial de Nuvolari, quien ya había conquistado los corazones de millones de italianos, siendo un ícono a nivel europeo y un personaje conocido desde todas las latitudes. Su llama no se apagó y mucho menos su encanto al pilotar a pesar de que pasaban los años por su cuerpo. Su gran símbolo, la tortuga dorada, le fue entregada simbólicamente por un poeta italiano, “Para el hombre más rápido del mundo, el animal más lento”. Nuvolari aceptó el regalo y lo utilizó como su emblema hasta en sus últimos días. En 1949 y 1950 disputó un par de carreras que no pudo finalizar, la de 1950 fue la Targa Florio además del “Hill Climb” que disputó entre Palermo y Montepellegrino donde finalizó en quinto lugar.

Su salud se deterioró rápidamente y falleció el 11 de agosto de 1953. Nunca anunció su retiro de las pistas. A su funeral concurrieron más de 50 mil personas para despedir al héroe del automovilismo mundial. Todos sintieron su partida y detuvieron sus actividades para despedirlo, entre ellos Enzo Ferrari y Ferdinand Porsche. Éste último declaró “El más grande piloto del pasado, presente y futuro”.

Su protagonismo fue transversal. Nunca se ligó con política directamente, fue un piloto correcto y siempre luchó por su gran pasión, la competición. Hoy prácticamente es una leyenda recordada por muchos pueblos y es respetado a nivel global por los que recuerdan el automovilismo de antaño. Nunca se volvieron a contar historias tan sensacionales como las que protagonizó Nuvolari, un tipo que nunca olvidó que su gran pasión era el automovilismo.

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